Mami,
qué lástima no pueda llorar.
Me enseñaron que la tristeza
no hay que mostrar.
Mami,
qué lástima no pueda cantar,
cantando uno aleja la locura de los otros,
los que enseñan sin saber.
Mami,
qué lástima la lástima del fin,
debe haber una medida que soporte el corazón
y no tengamos que esperar.
Mami, te enseñaron con sentencias, coordenadas, ordenadas,
con florcitas dibujadas en cuadernos Rivadavia.
Mami, ya no creo en nada.
Mami,
hubo una luna de invierno, la gomina para el pelo
las escarchas en el cielo y la noche el misterio
de unos cuerpos.
Mami,
te trajeron de una isla, te educaron bajo el sol,
luego el mundo se complica y ya nadie te lo explica,
por eso es que algunas noches
yo te escucho murmurar,
por eso es que algunas noches
yo te escucho que rezás
diciendo Mami.