En su segundo disco, “Incendio”, la joven cantante despliega un abanico de sonidos como el blues, el rock y el folk con letras maduras, sensibles y emotivas sostenidas por una bella voz que encuadra a esta obra como una de las mejores del año.
“‘Incendio’ representa la fragilidad ante ciertos vínculos y situaciones –explica Azul Schenquerman, de apenas 20 años de edad-. También, emociones, vivencias y reflexiones durante la pandemia, y la posibilidad de hacerle frente al dolor y salir adelante. Representa mi búsqueda por convivir con todo eso y poder entenderlo un poco más. La posibilidad de ir plasmando en el arte todo lo que necesito comunicar y sacar afuera. La idea de compartirlo nace desde la inquietud de que quienes estén atravesando por algo similar, puedan encontrarse en las canciones y escuchar algo que los identifique y acompañe”.
¿En qué sentís que evolucionaste como artista en relación a tu anterior álbum “Catarsis” (2019)?
Tanto “Catarsis” como “Incendio” los compuse en etapas de mi vida muy turbulentas y cambiantes, entonces fui creciendo y evolucionando como persona y música durante y después del proceso de composición de ambos. Toda la música nueva que escuché mientras escribía “Incendio” lo fue tiñendo de nuevos sonidos, géneros e ideas.
En tu música hay bases de folklore, pop, blues, rock, ¿cómo llega a vos y a tu creación sonora toda esta fusión de estilos?
Siempre escuché música muy diversa. Es algo que disfruto mucho. Entonces no puedo quedarme en un solo género a la hora de componer, simplemente no me sale. Dependiendo de lo que quiera comunicar y necesite en ese momento surgen distintas sonoridades y colores para las canciones.
¿Componer desde el dolor te genera más satisfacción al escuchar el resultado final de una canción?
Generalmente sí, me inspiran más las situaciones complicadas o de mucho dolor. Me gustaría que no sea así, pero también tiene que ver con que utilizo la composición como una herramienta para atravesar y sobrellevar situaciones que, si no pudiese trasladarlas al arte, se volvería mucho más difícil. Hay momentos en los que me inspiran sensaciones más vinculadas al optimismo y la paz. Por ejemplo “Resurgir” que forma parte de “Catarsis”, la compuse un día que sentía muchísima paz con mi entorno y conmigo misma. Y “Al final”, canción de “Incendio”, la compuse cuando estaba esperanzada de algún día poder volver a ver a mis seres queridos después de la cuarentena.
Siendo una artista tan joven y ya con dos discos lanzados, ¿qué te motiva a querer llevar adelante una carrera musical?
La música me acompañó toda la vida. Siempre, en todas las situaciones. Cuando empecé a componer mis propias canciones, me empezó a motivar el hecho de compartirlas para acompañar a otras personas. Mis objetivos están sobre todo ligados a eso: a poder llegarle a personas que lo necesiten y seguir conectada con la música siempre que pueda.