La cantante, compositora y pianista cordobesa lanzó su segundo disco, “Una linterna”, donde a modo de continuación de su antecesor álbum, “Un vaso de agua” (2014), profundizó su búsqueda sonora.
Foto por Cecilia Armand Ugon @polcapolca
“Son ocho canciones compuestas en momentos diferentes, algunas en años diferentes incluso, que al momento de reunirlas para hacer el disco me di cuenta que tenían cosas en común, o más bien unos hilos que las atraviesan a todas y las conectan tanto en lo musical como en las letras –explica Candelaria Zamar-. Fue loco cómo en el proceso de producción se fueron revelando sentidos que antes no había visto”.
¿De qué trata “Una linterna”?
Diría que tiene que ver con la luz y con la oscuridad. A veces de manera literal; y a veces, o al mismo tiempo, de manera figurativa. A veces planteo la oscuridad como la dificultad para ver u observar ciertas cosas, pero a la vez como una dimensión a través de la que se pueden descubrir cuestiones que en la superficie no se ven con tanta claridad, paradójicamente. Entonces la luz aparece como el opuesto, aunque a veces también puede encandilar. También están las preguntas sobre cómo nos vinculamos, cómo abrirnos a lo desconocido de la vida y de los vínculos, el vértigo que eso produce y la necesidad de atravesarlo y dejarse atravesar.
Pasaron cinco años desde aquel álbum debut, ¿en qué cosas sentís que evolucionaste y qué cosas conservás?
Siento que esta vez pude expandirme un poco más, gracias a la participación de Ro Stambuk y Matías Cella, con quienes estuvimos a cargo de la producción, y de los músicos increíbles que participaron. Abrir la puerta a que otras personas intervengan y propongan fue un paso nuevo para mí, que enriqueció el resultado y los procesos. Por otra parte, en este tiempo que pasó entre el primer disco y el segundo, fui adquiriendo experiencia de tocar en vivo, sola y en banda, y ese empezar a curtirme en la interpretación de mi propia música de alguna manera está presente en “Una linterna”. En cuanto a las letras, están un poco más acabadas. Intento mantener la honestidad y la frescura a la hora de componer y producir, y eso tal vez sea algo que conserve desde el primer disco. No es fácil, porque todo el tiempo estoy saturada de información de todo tipo, y conectar con la propia fuente requiere a veces cierto esfuerzo. Pero hay recompensa: al final en el resultado, por más que algunas cosas me gusten más que otras, y tome nota de lo que me gustaría mejorar en adelante, en general me siento conforme con lo que se escucha y puedo sentir que representa lo que fui al momento de hacerlo.
En una entrevista hace unos años me dijiste que los momentos de introspección, en lugares silenciosos, son los mejores para componer, ¿seguís con esa metodología para la parte creativa?
Sí, siguen siendo esos los momentos y espacios donde puedo conectarme más conmigo, donde hay silencio suficiente como para que las ideas puedan emerger y fluir sin tanto obstáculo.
¿Y qué cosas te inspiran hoy?
Me puede inspirar casi cualquier cosa, siempre que esté en un estado de atención suficiente como para poder contemplarla y ser atravesada por la experiencia. Las cosas cotidianas pueden ser inspiradoras si el radar está lo suficientemente abierto como para percibir en ellas la cantidad de significados que pueden tener. No siempre son sensaciones agradables. A veces también la necesidad de salir de un estado emocional opresivo puede ser el motor para crear algo. Por otra parte, y para ser más concreta, también me inspira ver las creaciones de artistas que admiro. Me di cuenta que por lo general admiro la obra de artistas que han podido construir un universo propio, no importa la disciplina que sea. Eso me inspira mucho, me hace sentir que se pueden expandir las fronteras de lo ya hecho, a través de la sinceridad y el permitirse darle rienda a la propia expresión.
En tiempos de pop bailable y que hasta se fusiona con el trap, tu música va más por el lado tranquilo y relajado; ¿te inquieta, te intriga, pensar en correr tu sonido hacia un costado más comercial o te sentís cómoda y conforme con tu estilo?
Es cierto que mi música va por un lado más tranquilo, aunque no siento que sea del todo relajado. Me da la sensación que para escucharla hace falta estar un poco alerta, hay muchas cosas ocurriendo al mismo tiempo, y eso implica cierto grado de atención. En realidad, cómoda no me siento nunca del todo, pero voy haciendo lo que me va saliendo en función de mis necesidades expresivas. No descarto la posibilidad de hacer algo más bailable o de cruzarme con géneros nuevos. De todas maneras, mi motor va más por el lado creativo que por lo que pueda o no ser comercial, así que lo que haga tiene que venir de ahí, sino no le encuentro tanto sentido.