El cantautor porteño continúa develando canción a canción las distintas facetas de “Big bang”, su disco debut como solista, apoyado por el sello Ultrapop.
“De espaldas al río” es una composición especial dentro del universo temático y sonoro de Esteban Martínez. Partiendo de un estado de angustia existencial, la canción refiere a la Ciudad de Buenos Aires. Tratando de abordar el tedio de lo cotidiano y la relación de amor/odio que puede provocar nuestro lugar de origen. Desde lo musical, el artista redobla la apuesta argumental fusionando su impronta rockera con el tango. Particularmente con el ritmo de la milonga, también conocida como 3-3-2.
¿En qué momento te encontró el lanzamiento de “De espaldas al río”?
Me encontró como a todos, empezando a salir de la pandemia y con muchas ganas de tocar en vivo. De intentar recuperar lo que no se pudo hacer en este tiempo tan particular.
¿Qué artistas de tango te inspiraron para fusionar una de tus canciones con un género tan particular?
A veces las referencias que te inspiran no son estrictamente de un género. En primer lugar, recuerdo que cuando surgió la letra estaba muy copado leyendo a Oliverio Girondo, uno de mis poetas argentinos preferidos. Quizás de ahí venga un poco la particularidad de querer hablar de Buenos Aires. Desde lo musical, fue muy importante una charla TED de Jorge Drexler que vi en YouTube, en la cual él se explayó acerca del origen del ritmo de la milonga. Desde ese momento la idea de la letra empezó a complementarse con una rítmica musical desde donde establecer la canción. En cuanto al punto de vista de la producción, creo que otra referencia fue Santaolalla. En el sentido de que por momentos jugaba a pensar cómo lo resolvería él si estuviese produciendo la canción; salvando las distancias obviamente, pero siempre sirve tener un norte. Otra decisión valiosa fue no incluir arreglos de cuerdas, o el timbre tan particular del bandoneón. Quizás pueda darme ese lujo en algún otro momento y siento que eso hizo que la canción no quedara extremadamente sobrecargada.
¿Cuál fue el mayor desafío?
El primer desafío fue la búsqueda estética. La verdad es que podría haber grabado la canción sin llamar a un arreglador. Juan Pablo Gallardo se involucró con la canción cuando ya estaba prácticamente cerrada, pero me pareció que alguien como él iba a darle aún más sentido al cruce entre el ritmo de milonga y la letra que habla de Buenos Aires sin nombrarla. Incorporar un aire más tanguero al arreglo de piano significaba romper la canción para volver a armarla, pero ganando identidad en el proceso. Fue un desafío también mezclarlo porque, si bien son pocos elementos, el piano acústico y la banda de rock llenan mucho el espacio sonoro. Entonces, fue un lindo reto hacer convivir toda esa data.
¿Cómo se da el vínculo con Juan Pablo Gallardo y la propuesta de completar la intención?
Conocí a Juan Pablo porque la hermana de Agustín Mongelli, uno de los productores del disco, formaba parte de la sección de violines en su orquesta de tango. Fui a verlos tocar en vivo en varias oportunidades y me encantó su laburo e impronta. Cuando apareció la necesidad de convocar a alguien que nos aportara el lenguaje propio del tango, Juan se manifestó naturalmente como una posibilidad.
¿Qué expectativas tenés para con la gente que lo reciba?
Es difícil especular con eso. Para mí no deja de ser una canción un tanto experimental, así que todas las reacciones son bienvenidas. Sí creo que, para quienes vivimos en Buenos Aires, hay algo identitario en el sonido del tango que nos llega hasta subliminalmente: más allá de que no quiera sonar a algo clásico. Lo bueno del disco es que hay canciones bastante distintas entre sí, entonces las personas siempre se identifican más con una canción que con otra. Eso está buenísimo porque quiere decir que hay variedad para poder elegir.
¿Qué sensaciones te trajo volver a los escenarios y tocar por primera vez en Lucille dentro del marco de la Jam Club?
Las mejores porque resulta una celebración cada vez que podemos subir a un escenario. Que se haya dado en el hermoso Lucille, también lo vivimos como un regalo. Además, que la producción haya confiado para ser el primer artista con repertorio propio en la vuelta casi post pandemia es todo un honor y un gesto de confianza. Estoy totalmente enamorado de la comunidad musical que han logrado reunir la Jam Club y su público.
¿Qué se viene para lo que resta del 2021?
Presentamos el videoclip que le hicimos a “De espaldas al río” con la dirección de la genia de Laura Manson, con quien seguimos afianzando esta dupla creativa. A su vez, el viernes 24 de septiembre vamos a estar tocando en Rodney Bar (en el barrio de Chacarita) con banda completa en formato eléctrico. Espero tener disponible para octubre el registro audiovisual del show en Lucille. Y el 20 de noviembre programamos tocar en Matienzo, así que quedan todos invitados. Luego veremos a dónde nos lleva la música, pero ahora que están volviendo los shows en vivo no queremos parar.