Cuando reinaba la primera noche de la cuarentena obligatoria, Fito Páez presentaba vía streaming su último disco: “La conquista del Espacio”, además de los clásicos de siempre y algunos covers. El recital que duró algo más de una hora fue visto por más de 200 mil personas de todo el mundo.
“Y yo te miro desde mi ventana, una más entre todas esas tantas” (“Viejo Mundo”, 1984) / “Ya sabés, es que quiero establecer contactos, es que a veces somos inhumanos y otras veces no queremos ver” (“Narciso y Quasimodo”, 1985) / “Yo te entiendo bien, es como hablarle a la pared” (“Pétalos de sal”, 1992) / “Vivo solo y encerrado en una gran habitación” (“Volver a mí”, 2003) / “Yo escribo ahí en mi habitación, y el mundo arde allí afuera” (“Tú vida mi vida”, 2017).
Fito siempre le cantó a la soledad. Al anonimato. A la necesidad de puentes. Desde el disco hasta el vivo de Instagram, siempre nos interperló a los nadies, que desde nuestras trincheras de corazón y paredes (en el mejor de los casos) buscamos sobrevivir. Nada tan nuevo bajo los barbijos de la pandemia que esconden sonrisas.
Puntualmente a las 21.30, solo con su piano y desde el living de su casa en Baires, los acordes de “Mariposa Tecknicolor” abrían el primer lazo entre los fans en sus casas y el artista. El poderoso hit de 1994 vestido solo con piano toma un tono intimista, y revalora una letra llena de nostalgia a su infancia en Rosario. “Cuando me fui no me alejé”, casi que susurra para romper el aislamiento a puro arte.
Enseguida llega “Los días de sonrisas vino y rosas”, un “Aguafuerte” de tristeza y melancolía en algún cuarto de hotel (otra vez la soledad) y engancha con “11 y 6”, aquella historia de amor entre dos chicos de la calle con la hiperinflación alfonsinista de fondo, para dejar en claro que la felicidad está siempre ahí a pesar de…
Su nuevo álbum de estudio “La conquista del Espacio” estaba listo para ser presentado el día de su cumpleaños número 57, en Rosario, pero las medidas de público conocimiento, para evitar la propagación del Coronavirus cancelaron el show. Así que cuando Fito comenzó a tocar “Resucitar”, significó la presentación de primer corte de difusión en vivo.
“Flotamos en un mundo hasta que un día la verdad se para en la puerta de casa. Y entonces empezamos a nacer otra vez y otra vez”, entona el poeta casi como un presagio. Como un punto y aparte de un mundo que a borde del K.O necesita sí o sí reinventarse.
Entre canción y canción, Rodolfo no le escapaba del contexto. “Hay que respetar, vivir y ayudar a vivir”, dijo. También pidió por “los que no tienen un techo en este momento” y leyó una carta de la Fundación Si, con respecto a cómo manejarse con las donaciones en tiempos de Coronavirus.
Ya promediando el show “La canción de las bestias” (también presentación) la cuelga de un ángulo. Introspección y filosofía se mezclan en esta balada que es por lejos la mejor letra del rock nacional de la última década. “La pregunta es ¿cómo creen qué se puede arreglar, un mundo donde todos llevan la razón? La respuesta es que los bellos de espíritu caerán también, ausentes en el valle de la muerte. Me produce una gran curiosidad, la búsqueda en la ausencia del sentido”. Sublime.
“Cable a Tierra” (en donde pidió que hoy más que nunca recordemos que no perdió sentido todo) y “Al lado del camino” dejaron la poesía otra vez en el centro de la escena “Yo puse las canciones en tu walkman, el tiempo a mí me puso muchos años”, dice para seguir conmoviendo generaciones más allá de las plataformas.
Luego fue el momento de “La Conquista del Espacio” (último de los estrenos) y “El cuarto de al lado” (dedicado a su hija, siempre conectada e interactuando, Margarita, y a su hijo mayor Martín) con los que el piano tomó un poco el centro de la escena para mostrar todo su talento como instrumentista.
También hubo tiempo para los covers, que fueron desde Armando Manzanero hasta Bob Dylan, pasando por Violeta Parra y Caetano Veloso. Mientras los fans de todas las partes del mundo comentaban y festejaban cada acorde como un grito de aire puro en diferentes plataformas (Instagram , Facebook y YouTube).
El cierre llego con la infaltable “Dar es dar” y la eterna “Yo vengo a ofrecer mi corazón”, con una versión parecida a la que hizo para el canal Encuentro hace algunos años, un poco menos folclórica pero poniendo el acento en una letra que ya es emblema de lucha y resistencia de todo el país, desde el regreso de la democracia hasta nuestros días.
“Esto es muy importante para mí. Estoy muy emocionado, en este primer día de la Cuarentena Obligatoria. Me quedaría tocando toda la noche pero no todos los tiempos son para mí. Los amo a todos por siempre”, expresó Fito, mientras dejaba su piano y se preparaba para refrescar su garganta.
Recordó una vez más lo de la Fundación Si y pidió por salud para todos, antes de dejar solo el piano unos segundos en pantalla para cortar el vivo.
Nos tocó ir a dormir a todos un poco menos aislados, un poco menos rotos y un poco más preparados, para seguir ofreciendo el corazón para “Abrir el pecho y sacar el alma”, venga la pandemia que venga.