El músico argentino que reside en España presenta su nuevo disco “Minimal animal”, el cual comenzó a gestar hace dos años, pero terminó de cerrar su idea con las distintas etapas vividas durante la pandemia: miedo, asombro, incertidumbre, ansiedad y presión.
“Ante todo ese panorama, éste álbum enfoca una mirada hacia aquello más esencial, todo lo que está al alcance de tu mano y que no se ve afectado por los acontecimientos, poder disfrutar de lo mínimo y tener en cuenta el otro punto de vista que significó el respiro, aunque sea por unos meses, del planeta y las demás especies –explica Mariano Fugillo-. Creado desde el aislamiento, quise usar nuevas texturas en sonidos y letras en las canciones, que si bien no son un código entrelazado y cada canción tiene su personalidad, todas respiran del mismo aire que finalmente le da un concepto diferente a éste, mi tercer álbum en solitario”.
¿En qué se diferencia con los dos discos anteriores?
Al ser el tercero, goza de cierta madurez interpretativa. No tan pretencioso en la lírica y más directo a las emociones. En cuanto a la producción, conté con más experiencia a nivel técnico para conseguir el sonido que imaginaba. El primer álbum, “Natural” (2015), fue más enfocado en la lírica y con más elementos de rock, y conté con más de quince músicos invitados, lo que hizo su producción más compleja. El segundo, “Control” (2017), tuvo menos invitados y un sonido más crudo y visceral; y fue un punto intermedio, menos invitados, pero todos excelentes, más electrónica y más marcadas las diferencias de estilos en cada canción, haciéndolo mucho más ecléctico.
¿Por qué elegiste versionar “Grisel” para incluirla en este nuevo material?
Es una canción que me fascinó desde muy joven, sobre todo por la calidez y nostalgia en la voz de Spinetta en su versión con Fito Páez. Siempre quise versionarla, y lo intenté hace unos diez años, pero me quedé trabado en su compleja armonía. Con el paso del tiempo, un amigo siempre me decía que la hiciera, y me negaba por temas personales: mi ex se llamaba Grisel y no estaba preparado para eso. Después me lo volvió a decir, y en un momento hice clic, y decidí despejar los fantasmas, retomar la idea que tenía y hacer una canción que siempre me gustó mucho, y siempre me he sacado las ganas con todas; a la vez que me metía un poco más en mi raíz, y de paso le daba un gusto a mi viejo que es un tanguero viejo.
Vivís hace casi dos décadas en España, ¿cómo es tu carrera musical allá?
Vine en 2002, cuando las cosas eran muy complicadas para muchos, y en ese momento tuve que disolver mi banda “RHÛN” después de cinco años y dos álbumes. Fue difícil, pero a la vez ya me sentía atraído por viajar y tocar en Europa. Llegué y me puse a cantar con una banda llamada Offbeat, pero al poco tiempo tuve un grave accidente de moto que me provocó una lesión en la médula espinal y me mantuvo dos años parado, entre hospitales y rehabilitación. Después de algo así la vida te cambia drásticamente, pero lo que no cambió fue mi motivación por hacer más música, tal vez esa fue la mano que me sacó del pozo en el momento justo. Entonces armé Thaykhay, una banda de rock progresivo que duró doce años y cinco álbumes y aprendí a adaptarme al escenario de nuevo, ya que estoy con muletas, y debía ser detrás del piano. Hicimos muchísimas cosas, muchos conciertos por todo el país, y me fui haciendo con la escena local que tiene sus ventajas y sus desventajas, como en todos lados. Aquí es fácil desplazarse por las cortas distancias, pero al público le cuesta más acercarse a la escena musical. En general han sido muchos años de muy lindas experiencias que quiero extender por Europa, ahora que el formato es más fácil de llevar.
¿El desarraigo forma parte de tus composiciones o ya no se siente?
Siento la carencia de mi familia y mis amigos, eso siempre estuvo y seguirá estando, pero he viajado mucho a Buenos Aires y tocando cada vez que voy y pretendo seguir haciéndolo hasta que tenga fuerzas. Me motiva mucho volver y sentirme como un extranjero en el lugar que nací y llenarme un poco de pasión cada vez que voy. Pero también tengo una vida aquí, muchas raíces echadas y realmente creo que es un muy buen lugar donde vivir, sobre todo ahora que estoy cerca del Mediterráneo, que me tiene enamorado y que es muy importante en mi vida por todo lo que me ocurrió. Así que creo que siempre seré un viajero que viene y va y que intenta ver lo mejor de cada sitio. Mis composiciones siempre estarán ligadas de una u otra forma al lugar donde viví la primera mitad de mi vida, directa o indirectamente. Son demasiadas cosas que no quiero ni puedo olvidar.