El cantautor habló sobre su nuevo trabajo, “Mi esqueleto”, que grabó en el formato clásico de trío de rock.
Pablo Dacal, uno de los exponentes de la canción contemporánea argentina, lanzó su nuevo trabajo “Mi esqueleto”, que marca una bisagra en su carrera, “impulsado por la necesidad de levantar la voz”.
En un presente que lo encuentra en un lugar misterioso del que no reniega, -“estoy lejos de ser una novedad pero tampoco soy un artista consagrado”, expresó en charla con Télam-, Dacal vuelve al ruedo discográfico tras una pausa de cuatro años, con un álbum dueño de “una tímbrica acotada, citadina, suburbana y en parte violenta, como los tiempos contemporáneos”.
A diferencia de sus discos anteriores, que registró con formaciones instrumentales coloridas y siempre distintas, el trovador porteño decidió esta vez apostar por la austeridad y trabajar con lo esencial. Así, con guitarra, bajo y batería, grabó 13 canciones urgentes y salvajes en el estudio El Progreso, montado en su casa del barrio de Caballito.
“No quería que el álbum fuera farolero sino todo lo contrario: mas que un disco en el que me ocupo de todo es un disco en el que resuelvo cada problema con lo que tengo. En un presente tan sobreinformado me propuse despejar, quitar, trabajar con sonidos pobres y construir con deshechos. Llegar al esqueleto, la columna que lo sostiene todo”, contó Dacal, quien grabó junto al baterista cordobés Fernando Mondino.
El álbum fue producido y mezclado junto a Fer Tur, y tuvo como invitados a Rosa Nolly en el saxo barítono y Mariano Malamud en la viola. Tendrá su presentación oficial el jueves 26 de septiembre en el teatro Margarita Xirgu – Untref (Chacabuco 875, Capital Federal).
En relación al espíritu del álbum, Dacal apuntó: “El contexto me avasalló y dejé que así sea, es parte del juego, para que funcione la catarsis personal y salgan las ideas con mayor fuerza. La necesitaba para recuperar la energía del rock visceral, primigenio”.
“En los discos anteriores trabajé con sonidos de otras décadas y busqué otra clase de encuentro con el público, no tan habitual al espectáculo, en el que lo acústico funcione como punto de cercanía, sin distanciamientos ni impostaciones. La experiencia del trío criollo, por ejemplo, para meterme con la música del país y del siglo pasado”, agregó.
“Ahora -continuó- no sentí el deseo de brindar una sonrisa o un abrazo, sino más bien la necesidad de gritar el desconsuelo frente al perfil del ciudadano contemporáneo, ese argentino que duerme en todos nosotros y no me gusta tanto”.
Además de piezas propias, entre la que cuentan los cortes “Manifestación” y “Una canción simple“, el disco incluye una versión del inédito ”Hotel de la soledad”, del legendario autor cordobés Francisco Heredia, y “El esclavo feliz”, que escribió junto al poeta y editor Francisco Garamona.
A lo largo de su trayectoria Dacal realizó múltiples colaboraciones y participaciones, compuso música para artes escénicas, actuó en cine y teatro, condujo programas radiales y protagonizó el documental “Charco, canciones del Río de la Plata”.
En estos últimos años estuvo tocando por todas las regiones del país, solo con guitarra al hombro. “Giras de 10 días con valija, libros, computadora y guitarra. Yo las organizo, viajando en bondi, también estuve dando talleres de canciones. Fui a lugares alejados y misteriosos, mucho aprendizaje. Vi cosas que desconocía, sonidos nuevos, cada sitio es una aventura y el disco también tiene que ver con ese recorrido”, sostuvo.
¿Que rol sentís que juegan la viola y el saxo en este disco?
Pablo: Mi idea primera era hacer un disco de guitarra y batería, nada más. Pero empecé a grabar y sentí que el trío era necesario, que los bajos podían contener y generar la fuerza que yo buscaba para ese sonido y esas canciones. Después vienen los antiguos, la fuerza acústica que rodea esa olla a presión, pero no vienen para ser amables: nadie toca una melodía.
¿Cómo nace la idea de versionar “Hotel de la soledad”, de Francisco Heredia?
Pablo: Es una canción que no está editada. A Heredia lo conocí en el Encuentro de cantautores de Alta Gracia, tiene una obra genial que yo desconocía por completo y me cautivó, me encantó la canción, me gusta versionar y es un ejercicio que me parece vital para todo músico, además.
También escribiste una canción junto a Garamona, “El esclavo feliz” .¿Se puede decir que habla del ciudadano contemporáneo?
Pablo: Para mí la fuerza de las canciones está en la capacidad de hablar de varias cosas a la vez, de abrir los sentidos e inventar algo nuevo. “El esclavo feliz” puede ser el ciudadano común pero es también el enamorado, no tan común ni cotidiano. Ese correlato entre la vida íntima y el ser social es lo que puede hacer de nuestras canciones algo único y atemporal.