Quinto disco de esta banda rosarina que mezcla el rock, con elementos telúricos, rioplatenses en una línea que los acerca a los primeros Piojos, La Vela Puerca y No te va a gustar, con una lírica bien folclórica que lo diferencia de sus contemporáneos.
La banda esta formada por Franz Funes en voz y guitarra, Tobías Arribillaga en guitarra y coros, Lisandro Bressi en batería y Nahuel Boglione Martínez en bajo, y en esta ocasión la banda conto el aporte del experimentado Fabián Gallardo en teclados.
El disco abre bien arriba con “Va a pasar” con mucho ritmo y velocidad, buenos arreglos de los bronces, rastro rioplatenses en una canción bien rockera que recuerda los primeros Piojos y a momentos de No te va gustar, con un gran cierre de la guitarra con un buen solo. “Buena suerte” mantiene esa línea bien rockera, optimista, con un riff crujiente ayudado por los bronces, que despliegan un gran trabajo sobre la canción, abriendo la paleta de colores que los rosarinos pueden aprovechar en sus melodías.
En “El Brote” con el rasguido con slide de una guitarra, la banda mete sus influencias folclóricas que se reafirman con el denso riff de la eléctrica, mientras Funes cuenta una historia del campo profundo, eligiendo viñetas rurales para ilustrar una canción que tiene mucho de José Larralde y Atahualpa Yupanqui pero también de Neil Young por su crudeza eléctrica.
En sus letras, la banda aporta una interesante mirada social desde los ojos de un rosarino, alejado de la locura porteña, aunque viva en la segunda ciudad más poblada de la Argentina, pero en su lirica se mete la belleza del Paraná, las asperezas del Gran Rosario, el enorme dolor y la desolación que deja la inundación cuando baja el agua, el campo, los agroquímicos y su efecto nefasto. “Romper la calma” y “La Respuesta” eligen un camino más rockero, firme y que invita al salto, al baile y al pogo.
“El más allá” tiene desde los cruces de las guitarras un aporte más dramático, mientras Funes busca en los estribillos una épica de paz, pan y trabajo, lucha obrera muy emparentada con los grandes letristas del folclore argentino. Todo en formato rockero. “Solo” abre con guitarras a mitad de camino entre el ska y el reggae, con los bronces ayudando a la canción, con un estribillo apto para los grandes estadios y para movilizar al publico. La línea rioplatense y arengadora vuelve en “El impulso” y en “Mejor me voy”, mientras que en “Otra vez” gana el cruce del rock con el folclore desde un gran trabajo del bajo y la batería con un interesante groove a los que se suman los bronces arreglando la canción. La voz de Funes gana en comodidad, en seguridad y el tema va a in crescendo hasta el estribillo.
EL folclore tiene todo su espacio en la “Zamba Revelde” con violines y criollas, mientras la voz de Funes se vuelve lamento en un valle, en la estepa patagónica, con cada frase afirmado por el golpe de un bombo criollo, hasta que luego del estribillo ingresan las violas podridas cruzándose con un violín en un duelo que permite a la canción ganar en emotividad.