“Espuma”, el nuevo single de Pradkin es un viaje corto, un verano efímero, un amor tan intenso como fugaz, y un recuerdo vivo de las huellas que quedan después de un encuentro único.
“Espuma” es una canción que nació en Zipolite, una playa/pueblo nudista en México, justo antes de la pandemia, en febrero 2020. Habla sobre los cuerpos desnudos bajo el sol, la arena y el mar, y de la intensidad de los amores de verano; “entendimos que el amor puede ser sólo una vez” canta Pradkin, después de aclarar que hubo fuego en la oscuridad.
Al segundo de poner play el sonido de una ola rompiendo contra la arena nos sitúa directamente en una playa y en seguida el hi-hat introduce una melodía fresca en la voz, haciendo base en un juego de guitarras acústicas y eléctricas y un colchón de synthes que terminan de armar el set relajado -veraniego- de la canción. En los estribillos, los synthes y los coros nos acercan al clímax del track, que luego de algunos versos muy pegadizos, culminan con un coro que recuerda a las canciones de “Ahí Vamos”, de Gustavo Cerati, que casi que obliga a cantar a quién lo escucha.
Pradkin es un proyecto emergente de indie pop profundamente arraigado a la cultura de la Ciudad de Buenos Aires, en el punto de equilibrio justo dónde confluyen la enorme historia del rock nacional y el movimiento de indie pop electrónico pujante en la escena local.
Pablo Fradkin, arquitecto de profesión, transmite a través de sus canciones todo aquello que no puede decirse sólo en palabras, haciendo base en la expresividad de su voz y su guitarra acústica, jugando con el universo sonoro más electrónico de los synthes y las guitarras de Paco Leiva, el productor musical del proyecto.
Acabás de lanzar tu nuevo single “Espuma”, una canción que nació en Zipolite una playa/pueblo nudista en México. Primero ¿cómo fue tu experiencia en ese lugar? y segundo ¿cómo surgió la inspiración para esta canción?
Fue un aprendizaje total. La verdad es que Zipolite no estaba en mi plan de viaje, pero justo antes de ir hacia la costa me recomendaron que conociera. Al final no sólo fui, sino que me quedé una semana en un hostel muy buena onda que literalmente estaba sobre la arena de la playa. Digo que fue un aprendizaje porque siento que desde que nacemos nos educan para ocultar, para retener y para cumplir ante la mirada ajena. La ropa es una convención naturalizada, pero no deja de ser algo extraño a nuestro cuerpo. Los primeros días me daba mucha vergüenza estar desnudo, pero ya hacia el final de la semana no podía entender cómo nos acostumbramos a cargarnos tanto peso todos los días… Estar ahí fue como un curso intensivo sobre libertad y amor propio, valió la pena la experiencia. La inspiración fue un amor de verano. Duró 2 días y 2 noches, pero hubo una conexión energética increíble, realmente me sentía enamorado. Estábamos en bolas, haciendo música, metiéndonos en el mar… Después se tuvo que ir, y yo me quedé en Zipolite bajando toda la info en medio de un vacío súper intenso. Me cuestionaba si lo que había vivido era amor o no, pero porque lo miraba con la perspectiva del tiempo; como si el tiempo definiera cuándo hay amor y cuándo no. Debe ser la canción que más rápido hice en mi vida, fue medio terapéutica; me salió la frase “entendimos que el amor puede ser sólo una vez”, como para sacarle un poco de peso, ¿no? al fin y al cabo, qué mejor que un amor así de libre y genuino, sin necesidad de conservar nada… Ese mismísimo día después del amor me grabé tocando “Espuma” con el atardecer de fondo.
¿Cómo fue el proceso de grabación del tema?
Llegué de las vacaciones a fines de febrero y me reencontré con Paco, con el que veníamos de un proceso de más o menos un año y medio produciendo temas míos, de manera aislada. Yo estaba re manija de producir “Espuma”, por todo lo que ya conté. Así que lo saludé y le dije que le poníamos pausa al tema en el que veníamos trabajando y que quería sacar un disco. Volví muy arriba del viaje (Risas). En dos sesiones ya teníamos el tema planteado, que más allá de la producción, mantiene la esencia de origen; playa, guitarra y voz. Fuimos agregando layers, primero viola base, después arpegios en la eléctrica, un beat de batas simple pero compañero, línea de bajo y colchoncitos de synths. El laburo con Paco es muy orgánico, él me conoce bien y sabe ir al hueso de la música que hago; le saca brillo y me hace confiar. Al toque empezó la cuarentena y todo quedó en stand by.
Con la canción y dentro de lo que se pueda en este contexto, ¿qué planes o proyectos tenés en mente para lo que sigue del 2021?
En principio estoy de estreno con el videoclip de Espuma, que hicimos en mi casa con un montón de amigxs artistas muy talentosos; fue increíble todo el proceso, así que espero que algo de todo ese amor traspase la pantalla. Después, estoy lidiando como puedo con este contexto para últimar los detalles que faltan del disco que voy a editar este año, Es como ir a la Luna. A fines del 2020 ya me saqué las ganas del debut con el single “Descubrir”, que junto a “Espuma” van a estar en el disco. Ya están todos los tracks un 90% listos, faltaría mandarlos a mezclar y bueno, decidir un poco si salir directo con toda, adelantar otro single, esperar a que la situación sanitaria mejore… Pero seguimos; sin apuro, pero a paso firme.