Mucha gente ya la está juzgando. Algunos disc jockeys hablaron bien y otros mal. Secretamente muchos músicos coetáneos de Vox Dei escucharon su versión de “La Biblia”. Por lo general se guardaron la opinión en público.
Yo me acuerdo de una única que hizo Edelmiro Molinari: “Antes de escucharla —dijo— yo diría que está bien: porque lo importante de esto es la intención de hacer las cosas bien”. Es cierto: lo más importante de “La Biblia” por Vox Dei es —aunque parezca paradójico— que la hicieron. Hace casi un año anunciaron que la harían y cumplieron. Eso es muy importante para la música de rock nacional, para la música nacional en general y, por supuesto, para Vox Dei. Hablando ahora con ellos, cualquiera puede darse cuenta que están conformes, contentos, de haberla hecho. Muchos músicos argentinos suelen negar, y adjudicar falencias técnicas, para toda su producción instantánea anterior.
Musicalmente “La Biblia” es realmente una obra. Es como un cubo bien terminado, concreto, fuerte y a toda vista existente. Se nota que hubo amor detrás de ese trabajo, se nota que se pasaron muchas horas estudiando cada arreglo, cada punteo de una guitarra. Si uno comprueba eso, sinceramente se emociona, porque dentro del rock se hicieron tantas cosas “alaquevenga”, que una elaboración corno la de “La Biblia” da ganas de abrazar a cada uno de los integrantes de Vox Dei. Sí, claro. Esto puede ser muy exagerado. ¿Pero acaso no es hora de que empecemos a ser un poco parciales, desmesurados (con inteligencia), por lo que es argentino y está bien hecho. Porque yo, personalmente, no reconozco en toda la larga producción de “La Biblia” algo que se asemeje a cierto sonido inglés o norteamericano.
Quizás ellos mismos no lo sepan, pero dentro de esos rock y blues que conforman la estructura básica de la obra a similitudes con zambas criollas, con buenos cantantes de payadores. Y en definitiva es algo de eso: Ricardo Soule ha tenido que contar con sus palabras algo tan complejo como lo que relata “La Biblia”. Tal vez la única parte en la que ellos intervinieron sólo parcialmente (la referida a los arreglos orquestales, a cargo de Roberto Lar) sea el flanco donde se podrían filtrar algunas objeciones: hay demasiado efecto sacro, sonido pontificante, en comparación con la frescura y la cotidianidad empleada por Vox Dei para musicalizar cada pasaje. “La Biblia” es sin duda la obra más importante que se ha producido en la Argentina dentro de la música popular de rock. Eso está muy claro. Y cada uno que lo escuche podrá verificarlo.
Hay otros conjuntos capacitados para hacerlo (no muchos más) pero ellos fueron quienes tuvieron la idea de aventurarse (y jugarse) a realizar un trabajo de tamaña envergadura. Además la música que escribieron es la más seria que se escribió, o al menos la que tiene implícita una sana actitud de compromiso. Cosa que nunca hubo, hasta ahora. Quizás a partir de este momento muchas deban tomar esta obra como punto de referencia. Sería bueno que lo hagan, porque dentro del movimiento de la música de rock seguramente, comenzará a hablarse de cosas hechas antes o después de “La Biblia”. Y está bien que así sea, porque vale. Vox Dei se merece a partir de esto mucho respeto, quizás todo el respeto que los otros conjuntos no supieron conseguir.
O.D.R.